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BOULEZ, BAJO LA LUPA (Boulez, Under The Magnifying Glass)
Integral de la obra para piano de Pierre Boulez/ Intérprete: Taka Kigawa/ Repertorio: Sonatas I, II y III, Incises, Una página de efemérides y Doce notaciones/ Sala: Centro de Experimentación del Teatro Colón / Nuestra opinión: muy bueno
La relación de Pierre Boulez con el piano fue intermitente, con varios años sin escribir una nota para el instrumento, pero resultó extremadamente productiva. Para poner un ejemplo no muy lejano, Sur Incises deriva de la amplificación de gestos y motivos de Incises para piano solo, fechada en 1994 y revisada en 2001. Incises era de hecho la primera pieza de Boulez para piano después de la Tercera Sonata, de 1957, y con ella inició Taka Kigawa la 3ª edición del Festival Integrales que organizó el CETC.
El extraordinario pianista japonés, que el año pasado había deslumbrado también con la integral para piano de Elliott Carter, no optó por un orden cronológico sino que propuso una perspectiva invertida que fue de lo tardío a lo temprano.
El paisaje de la escritura para piano de Boulez no parece presentar cambios bruscos con el correr de las décadas, pero entre la sequedad de la Primera sonata -de 1946, la época heroica del serialismo- con su enriquecimiento del estilo weberniano, y el brillo de Incises hay todo un mundo. La también temprana Notations (1945) constituye un caso un poco aparte. Cada una de las doce miniaturas contrastantes (en 1978 el compositor reescribió cuatro de ellas para orquesta) permanece cerrada sobre sí misma como un epigrama y, a la vez, disponible para el diálogo con las otras; en realidad, todas ellas derivan de una única serie y, por ejemplo, el acorde que inicia la número 2 ("Très vif") es el mismo con el que concluyen la 9 ("Lointain-Calme") y la 12 ("Lent-Puissant et âpre"). Kigawa, cuya sensibilidad rítmica es de veras pasmosa, se mostró como un verdadero maestro en revelar estas recurrencias, resaltar reflejos y en dejar al desnudo las opacidades. No es un mérito menor que lograra hacerlo en un piano inaceptablemente desafinado.
Pero el corazón del recital de Kigawa, y el corazón también del repertorio para piano de Boulez, es la Segunda sonata. Escrita entre 1947 y 1948, fue la primera pieza que Boulez publicó y, durante esos años, una carta de presentación, además de una auténtica obra maestra de las escuelas europeas de posguerra. Según el propio compositor, implicó "la ruptura consciente y total con el dodecafonismo clásico. un paso decisivo hacia el mundo del serialismo integral". La pretensión, de gran escala, demandaba una realización de gran escala. Aunque la discontinuidad es llevada aquí aun más lejos que en la Sonata I, Boulez recurre en los cuatro movimientos a una serie de células que deparan una ilusión de unidad estilística que sostiene este edificio colosal y extenuante. El "Lento" de la Segunda es acaso una de las mejores cosas que Boulez haya escrito jamás y pocas veces sonó más concentrado que en la versión de Kigawa. Nada más distinto de la Segunda que la Tercera. Boulez, que acusaba entonces el influjo de John Cage del que después terminaría abjurando, se propuso aquí una reformulación radical de la noción de forma. Buscaba un tipo de obra que pudiera renovarse en cada ejecución y en la que el intérprete fuera una especie de "guardagujas" que pudiera cambiar de vía a último momento. La estructura es móvil, pero la indeterminación de Boulez no es la de Cage. El francés demandó siempre responsabilidad del compositor sobre lo compuesto y, así, el itinerario de la Tercera, si bien entreabierto, resulta reconociblemente bouleziano, aun cuando Taka Kigawa haya sido un experto en las negociaciones entre las restricciones y las libertades.
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English Translation
The Complete Piano Works Of Pierre Boulez/ Performer: Taka Kigawa/ Works: Sonatas I, II, III, Incises, A Page from Ephemerides, Douze Notations/ Venue: Centro de Experimentación del Teatro Colón / Our opinion: very good
Pierre Boulez’ relation with the piano was intermittent, with years passing without him writing a single note for the instrument, but it ended up being very productive. To give a [not too far fetched] example, his Sur Incises derives from expanded gestures and motives from Incises for solo piano, written in 1994 and revised in 2001. Incises was in fact Boulez’ first piano work since the Third Sonata, from 1957, and it is with this work that Taka Kigawa opened the third edition of the CETC’s Festivales Integrales.
The extraordinary Japanese pianist, who last year dazzled with Elliott Carter’s complete piano works, did not follow a chronological order, but opted instead for the opposite perspective – from most recent to earliest.
Through the decades, the landscape of Boulez’ piano writing doesn’t seem to present sudden changes; but between the dryness of the First Sonata (from 1946, the heroic era of Serialism), with its enriched webernesque style, and the shine of Incises, there is a world of distance. The early Notations (1945) is a case apart. Each of the twelve contrasting miniatures (the composer rewrote four of them for orchestra in 1978) remains self-contained like an epigram and, at the same time, open to dialog with the others. In reality, all of them derive from a single tone row and, for example, the chord that opens No 2 (“Tres vif”) is the same that closes No 9 (“Lointain-Calme”) and No 12 (“Lent-Puissant et âpre”). Kigawa, whose rhythmic sensibility is truly astonishing, proved to be a real master in revealing these recurrences, highlighting the reflections and exposing the hidden subtleties. An achievement even more remarkable on a piano unacceptably out of tune.
But the heart of Kigawa’s recital, and the heart of Boulez’ piano repertoire, was the Second Sonata. Written between 1947 and 1948, it was the first piece that Boulez published, and his calling card during those years, besides it being a true masterpiece of the European post-war schools. According to the composer, it implied “the conscious and total rupture with the classic dodecaphonism, a decisive step towards the world of complete Serialism.” This large scale ambition asked for a large scale realization. Although discontinuity is pushed even further here than in the First Sonata, Boulez falls back in the four movements to a series of cells that create an illusion of stylistic unity to sustain this colossal and extensive construction. The “Lento” is perhaps one of the best works that Boulez has ever written, and seldom has it sounded more focused than in Kigawa’s version. Nothing could be further away from the Second than the Third. Boulez, who at the time showed the influence of John Cage--whom he would later reject—proposed here a radical reformulation of the notion of form. He was seeking for a kind of work that could renew itself in each performance, and in which the interpreter was a kind of conductor able to change paths until the last moment. The structure is mobile, but the indeterminacy of Boulez is not the one of Cage. The Frenchman always insisted on the responsibility of the composer for the composition, and thus the itinerary of the Third, even though somewhat open, remains recognizably Boulezian, even with Taka Kigawa as an expert negotiator between freedom and restriction.
(Translation by Itsaso Garcia-Acros & Miro Magloire)